En el mes de noviembre realizamos una actividad en las aulas para observar y experimentar cómo la materia orgánica se descompone y gracias a este proceso se puede generar el compost, que a su vez puede volver a la tierra.
La actividad consistía en:
Elegir, entre toda la clase, un elemento orgánico habitual en nuestros almuerzos: pan, fruta, cáscara de plátano … y dos elementos habituales no comestibles: papel de aluminio, envases de plástico...
Enterrar estos elementos en tierra, regarlos y dejarlos así al menos 8 semanas.
Al cabo de ese tiempo desenterrarlos y observar qué ha pasado.
A partir del experimento hemos comprobado la importancia de utilizar el menor número posible de residuos no orgánicos, ya que perduran muchísimo tiempo en el medio ambiente.
El compost creado lo hemos echado en nuestros bancales para enriquecer la tierra para nuestros cultivos.
